Nuestra generación militante (y también la que no lo es) esta profundamente marcada por lo sucedido a partir del 24 de marzo de 1976 y que se prolongo a lo largo de siete oscuros y sanguinarios años hasta 1983, momento en que, ya deslegitimada la dictadura militar, los argentinos pudimos volver a las urnas y coronar a un presidente constitucional.
Los 30.000 compañeros asesinados que soñaban con un mundo mejor, sin explotadores ni explotados, sin opresión ni miseria, pagaron con su sangre el precio de enfrentar a toda una caterva de corruptos y asesinos, que hoy día los encuentra acorralados bajo la piel de indefensos ancianos y que enfrentan numerosos casos por crímenes de lesa humanidad.
Ahora bien, enjuiciados y sentenciados algunas de las principales figuras militares, como así también en vías de llevar a los estrados judiciales a los responsables civiles del momento sin duda mas negro de nuestra historia, ¿podemos afirmar que en Argentina existe una plena vigencia y respeto de los derechos humanos?. Veamos.
Si bien hasta el momento se salda una deuda histórica con nuestra memoria al enjuiciar y sentenciar a los militares, no podemos olvidar que posterior a la vuelta de la democracia hubo tremendas vejaciones al pueblo argentino que, pese a no tener la misma metodología que se uso en los 70s, también tuvieron consecuencias severamente trágicas. Ejemplo de esto es la miseria planificada llevada a cabo por los gobiernos de Menem y la Alianza (que es una sofisticación del plan de Videla y cia); la tremenda represión de diciembre de 2001 que dejo como saldo decenas de muertos; los asesinatos en la estación Avellaneda en junio de 2002; las desapariciones de Jorge Julio López y Luciano Arruga; la asesinatos a los Qom, a Mariano Ferreyra, en el Indoamericano, a Cristian Ferreyra del Mocase, y la reciente tragedia en Once con el brutal saldo de 51 muertos, solo para mencionar los mas emblemáticos.
Paradojalmente el gobierno se ha adueñado del mote de defensor de los derechos humanos, siendo que en varios de los acontecimientos arriba mencionados les cabe una gran cuota de responsabilidad. Y aun no siendo suficiente con estas tragedias sobre sus espaldas, se sanciona la ley antiterrorista y se conocen más detalles del proyecto X, los cuales son una verdadera reminiscencia a los años más duros de la dictadura. Sin ánimo de ensañamiento, también es menester dar cuenta del accionar de los famosos barones del conurbano, entre los que se encuentra el intendente de Merlo Raúl Othacehe. Esto es ni más ni menos la metodología de derivar recursos del estado nacional para perseguir, difamar y amedrentar a opositores, sean militantes o no. ¿A que época de la historia argentina les suena?